Rebeldía y grotesco en la literatura
Exhibición temporal en Galería Nido – Alexandra Vives Guerra, curador
«El grotesco se presenta como una síntesis de contrastes donde lo bello y lo feo , lo trágico pero también lo cómico, lo culto y lo popular pugnan por imponerse sin que esa dicotomía llegue jamás ser resuelta.»
María Golán.

El grotesco está generalmente y equívocamente asociado a lo grosero o feo. De manera más intensa también a lo macabro, morboso, escabroso y más aún a lo monstruoso. Lo grotesco ha adquirido muchas interpretaciones y estas no son todas erradas pero si inexactas e incompletas. Adicionalmente se ha trazado una filiación directa con la mera burla y carnaval en parte por el trascendente estudio que Baijtín realizó sobre la obra de Rabelais, -en el que promulga que para comprender lo grotesco es necesario partir de lo carnavalesco y la risa universal. Pero el grotesco es tanto más. No es una sola de estas representaciones o formas estéticas, ni un método o conjunto de recursos diferenciables. En realidad el grotesco es una experiencia estética que produce reacciones encontradas en el espectador, una exquisita mezcla entre rechazo y otredad, a la vez que fascinación y goce.

“Es convencional llamar monstruo a cualquier mezcla de elementos disonantes: el centauro, la quimera, son definidos para aquellos sin entendimiento. Yo llamo monstruo a cada inagotable y original belleza.”
Alfred Jarry (1873-1907) dramaturgo, novelista y poeta francés

Podríamos asomarnos a lo grotesco a partir de la exploración de imágenes visuales o mentales que inquietan y desconciertan, que parecen estar fuera de lugar pero que producen un destello sublime y certero en su representación de los aspectos mas complejos de la naturaleza humana. Una imagen de Magritte, un relato de Poe, una novela de Flannery O’Connor, el arte gótico y dantesco. En la encrucijada en la que estas representaciones se asemejan y acercan, es en la que empezamos es esbozar una idea del grotesco.

El grotesco es en sí mismo una idea en permanente estado de cambio, mutante y proteica, que difícilmente puede definirse y menos de manera unívoca. El grotesco como expresión en el arte y la literatura no puede reducirse a una “forma”. En realidad son los elementos del grotesco los que habitan ciertas formas del arte en general.

¿Cómo caracterizar entonces esos elementos que producen en una obra lo grotesco? A través de la historia se le ha vinculado al grottesche y al grutesco, ambos relacionados pero en sí limitados, considerando las múltiples acepciones y manifestaciones del grotesco en la cultura y el arte a lo largo de la historia.

La máscara de la Muerte Roja por Harry Clarke, 1919.

Una somera aproximación histórica

– Los primeros atisbos del grottesche datan de los siglos I y II AD, en cuevas o edificaciones descubiertas de la Roma antigua, que luego fueron descubiertas en el siglo XV. En estos muros se encontraron representaciones con elementos vegetales, cuernos, figuras humanas y seres mitológicos que dominaban las composiciones de forma abigarrada y profusa. Un estilo definido como extravagante que en el momento de su descubrimiento fue tildado de vulgar e incluso ridículo, dando la primera connotación de grosero o irregular al grotesco.

– Fue durante el renacimiento que surge el grottesche fue vinculado a la fantasía pura, como una manifestación de los sueños de los artistas en un deseo de imitar o revivir estos hallazgos.

– En los siglos XVIII y XIX se asoció a las representaciones caricaturescas y oscuras, lejos de sus antecesores creadores de arte fantástico.

– A comienzos del siglo XX, el grotesco viró hacia la realidad extrema, la búsqueda de la verdad lejos del absurdo y lo arbitrario.

– A mediados del siglo XX, la fractura entre realidad y grotesco volvió a cuestionarse, en tanto que autores como Flannery O’Connor reprocharon que la literatura sureña era categóricamente tildada de grotesca y todo lo demás – o lo no grotesco- era realismo. En adelante ese mestizaje entre realidad y fantasía será indivisible en grotesco y como reflejo de la vida misma.

‘The Twits’(Los Cretinos)de Roald Dahl’s.Illustration © Quentin Blake

Grottesche y Grutesco

El grotesco tiene antecesores que abarcaron formas y manifestaciones especificas que en su amalgama, le llevaron a la forma mas compleja y extensiva que conocemos hoy.

El grottesche surgió como forma de ornamentación excesiva durante el Renacimiento que resinificó el arte como ornamental y no rigurosamente simbólico. La forma por encima del significado o, de otra forma, la presencia ambivalente de significado dentro de lo ostensiblemente carente de significado. Se privilegió el ornamento, el exceso del adorno, como fuente representativa. Se establecen las quimeras y gárgolas y las drolleries como elemento común representativo dentro del grottesche o llamado Renacimiento Grotesco. En suma una invocación de otro estado vital de una cultura mitología perdida: la presencia de elementos primitivos míticos en un contexto moderno no mítico.

El grutesco por su parte origina de la gruta: la cueva como el lugar real y simbólico de la religión primitiva. El lugar es el grotto o gruta en el que todos los rituales tanto de fertilidad y fatalidad (vida y muerte) ocurrían. El descubrimiento de las representaciones rupestres en grutas revela el pensamiento mágico y mitológico que prevalecía en el hombre Paleolítico. Pero también revela un acto de brevedad, una búsqueda de representación simbólica, en la que el hombre primitivo comprimió un sinnúmero de ideas en una forma ambivalente: su arte lleno de formas indeterminadas y multiformes.

Según Harpham (2006) , conjuntamente, el grottesche y el grutesco nos proveen de una mirada conjunta y simultánea, a través d-luede ca. Entre mas ingenua noculares.formamirar o revivir estos hallazgos.composiciones de forma abigarrada y profusa. Un e dos lentes separados como binoculares, del grotesco. Por un lado el arte grutesco compuesto de formas comprimidas en un significado ambivalente. Por otro, el grottesche compuesto de formas proliferadas hacia una ambivalencia sin significado. Esta división básica logra categorizar y explicar porque algunas manifestaciones del grotesco parecen significarlo todo, incluso hasta lo sagrado, o por otro aquellas que corrompen el significado para no significar nada.

The Garden of Earthly Delights. Triptych by Hieronymus Bosch.

Rasgos del grotesco

Si en un momento el grotesco parecía ser lo opuesto de lo real, la critica reciente ha sido renuente o incapaz de desacoplar lo uno de lo otro. Y si no es posible definir qué es el grotesco, podemos al menos aproximarnos a considerar que hace a una obra grotesca.

Lo inasible del grotesco para lograr una definición exacta es extensible también a su apreciación en la forma. El grotesco en esencia lo que denomina es una condición de estar fuera de foco y más allá del alcance del lenguaje. Allí cuando el lenguaje ya no alcanza, el grotesco encaja todo aquello que queda sin explicar. En sí entonces el grotesco es una experiencia, aquella que surge en reacción al silencio que se apodera cuando el lenguaje ha fallado. En sí, en nuestra era actual, esto denota que muchas de nuestras experiencias adolecen de una formulación verbal satisfactoria y el grotesco, esa no-cosa que designa, es ambivalente y anómala. El grotesco surge del choque entre un contenido rebelde ante una forma virtuosa que no lo logra constreñir. La energía que surge de la obra se torna exuberante y temible, en tanto que la experiencia de recepción produce reacciones ambivalentes y emocionales.

“Me parece que el grotesco está, en la mayoría de los casos, compuesto de dos elementos, uno ridículo, el otro temible; […] Según predomine el uno o el otro elemento, lo grotesco tenderá a ser más lúdico que terrible y viceversa; pero siempre participará de ambos elementos”

John Ruskin; The Stones of Venice (1853)( p126-7)

El grotesco entonces es una experiencia estética cargada de contradicciones, entre la forma ideal y virtuosa y lo material o bajo y degenerado. Una confusión entre las jerarquías de lo alto y noble con lo bajo y mundano. En tanto que la percepción de la obra es ese algo que es ilegítimamente otra cosa. El grotesco se sublima en esa percepción de que aquello que debe permanecer separado, aquí se fusiona en una experiencia que causa tanto repulsión como fascinación y precisión. Así el grotesco revela que no habría otra forma de representar aquello en cuestión.

Ante todo el grotesco surge de la confusión. Cuando hay lugar a la ambigüedad o a otras posibles representaciones de una misma cosa, se crea una brecha o intervalo en el que se empieza a construir una nueva narrativa de compresión. En este intervalo habita lo grotesco, ya sea como una distorsión de un objeto/idea ó un nuevo tipo de objeto/idea con nuevas posibilidades interiores propias.

La cámara sangrienta, Angela Carter. Ilustraciones de Alejandra Acosta, Editorial sextopiso.

El grotesco es una experiencia, y ante todo es naive; creemos ingenuamente, – sin artificios ni sofisticaciones al menos temporalmente o provisionalmente, y dentro de un contexto-, en una representación artística. Entre mas ingenua e intensa nuestra creencia, mas fuerte nuestra experiencia con lo grotesco. Para entender el grotesco debemos reconocer sus mecanismos. Es quizás mejor representado como un estado de cambio, de juego irresoluto en el que hay un rompimiento con lo conocido y fusión con lo desconocido, empujándonos a un estado liminal de múltiples posibilidades. De otra forma, el grotesco es como una criatura limítrofe que existe solo en la tensión entre realidades distintas. (Connelly, 2012)

En sí el grotesco es una paradoja, ya que asevera ambos lados de la contradicción al tiempo. Y aunque la paradoja pueda pensarse en inicio sinsentido o fatigosa, en la búsqueda de la verdad puede descorrer velos y incluso llegar a lo sagrado. Al romper las reglas, la paradoja abre las puertas a nuevas experiencias y enriquecimiento de nuestros acervos simbólicos. La paradoja, ergo el grotesco, nos induce a la profundidad. En esa producción de respuesta contradictorias, fusionando humor y horror, sensatez y transgresión, repulsión y deseo.

“Como un minotauro, o un cyborg, el grotesco no es ni una cosa ni la otra, y en esta criatura limítrofe deambula los márgenes de todo lo que es familiar y convencional “
(Connelly, pg 1)

Según Harpham (2006), el grotesco provee un modelo de conocimiento a través de lo marginal y no lo convencional. Un advenimiento del conocimiento, no a través del clasicismo decoroso y definido, sino a través de su antítesis : un cambio en visión de lo literal a lo simbólico en la que lo deformado se revela como sublime.

The object lesson; Edward Gorey 1958

El grotesco como rebeldía

Las formas adoptadas por el grotesco son ante todo una revelación ante el canon, la lengua o mejor aun, los limites que esta impone de modo natural. Así, el grotesco ponen en peligro el orden de un sistema estético, – aquel que rige en el momento histórico.

El grotesco provoca respuestas contradictorias al enlazar lo inesperado y lo dispar. Decir que el grotesco es transgresión es inexacto ya que implicaría liberarse o deshacer los constreñimientos de las convenciones sociales. En realidad, el grotesco mas que transgredir lo que genera es una ruptura de los limites al punto que los compromete a admitir la contradicción y ambigüedad. Un grotesco efectivo fija nuestra atención en un limite existente, haciendo que los contornos de lo normal o conocido nos sean visibles, incluso cuando se entremezclan con lo extraño o inesperado. Así, el grotesco vira las ideas, expectativas y convenciones sociales y artísticas en contra de si mismas. “Un grotesco fino es la expresión, en un momento, mediante una serie de símbolos reunidos en una conexión audaz y temeraria, de verdades cuya forma verbal habría tomado mucho tiempo de expresar, y cuya conexión es dejada al espectador para que la descifre por su cuenta; las brechas, dejadas o omitidas por el apresuramiento de la imaginación son las que forman su carácter grotesco.” (Ruskin, vol 5, 132-134) Es así que como se mencionó antes, en estas brechas, en las que restan en el rompimiento de los limites entre dos realidades, es donde el grotesco crea el significado. En esta brecha el espectador media y completa el circuito. Este margen de maniobra, o Spielraum es lo que se ha denominado como el carácter creativo del “juego” en el desarrollo de la cultura. En este juego las formas del grotesco han sido maleables a los cambios intelectuales a lo largo de los siglos, a los cambios tecnológicos y científicos y por ende la respuesta estética que cada sociedad ha producido a su entorno.

Por una parte, las formas pueden provenir de la caricatura y el humor, que van desde las producciones dentro de lo llamado carnavalesco, o la sátira o la picaresca. Son familiares las formas del grotesco asociadas a lo carnavalesco en las que lo que prima es la degradación; es decir la bajo, incluso lo corporal y escatológico , adquieren mayor importancia. Esta sublevación de las jerarquías, incluso las del canon clásico del cuerpo, son un acto de rebeldía que aun hoy en día pueden apreciarse en la literatura, incluso en la infantil. “La aberración, la combinación y la metamorfosis, articuladas fuera de los límites de lo conocido o de la realidad, son algunos de los atributos inherentes al concepto de lo grotesco. Lo visto y lo conocido, frente a la representación de algo imposible y disparatado, desencadena contradicciones y ambigüedades que generan emociones y reacciones dispares

en el observador.” (Montoro, 2018)

Otra respuesta es la ironía y el sarcasmo, la prevalencia el sueño y la locura, – esta conocida como el grotesco romántico o fantástico-, surge de la exploración del “yo”, de los dilemas existenciales en que el hombre se encuentra enfrentado al mundo, entre sus deseos y la realidad. Un movimiento que origina de la reacción Romanticista al racionalismo clásico en el siglo XVIII. A mediados del siglo XIX, -si bien florece el grotesco romántico, y se continua gracias al surrealismo que redefine lo onírico mediante la yuxtaposición de elementos incompatibles, – despunta el grotesco realista. Mientras que el grotesco romántico ahonda en el terreno de lo horrible y extraño, el realista abandona la visión de conflicto de siglos anteriores y aborda al hombre contra la sociedad burocrática, demoledora, ahogada entre leyes y normas sociales. La critica es ante todo a las formas de gobierno, económicas políticas y se adopta una perspectiva fría que ve al mundo como un teatro cínico en el que prevalece la mascara. . En el siglo XX, las fronteras en entre el grotesco romántico y realista se diluyen y en ocasiones el grotesco se forma no solo por la fantasía sino por la realidad de la vida, que con sus contradicciones da lugar al extrañamiento. Por ello algunos teóricos trazan paralelo entre el grotesco realista y el satírico.

René Magritte, Le Plaisir (o Niña comiendo un pájaro), 1927

Flannery O’Connor, novelista sureña de mediados de silgo XX, es considera quizás una de las voces recientes que de manera mas articulada ha reflexionado sobre el grotesco. Su narrativa, aunque considerada de lo contrario, realmente busca retratar la realidad en el que la experiencia humana se conduce, estando esta plagada no solo de virtudes sino de lo anti-ético y lo malvado. Según la autora, el novelista es un realista de distancias. Esta visión de distancias es la capacidad de ver lo lejos en lo cerca, así como ver de lejos o ajeno lo que le es cercano. “Es esta clase de realismo el que se ve en la mejores instancias del grotesco”. (The Grotesque in the Southern Fiction; Mystery and Manners, pag 44). Es así que el realismo o grotesco moderno es aquel que recurre a deformar las apariencias para mostrar una verdad.

La muestra que acompaña a este documento pretende mostrar a través obras literarias que a lo largo del tiempo y con rasgos diferentes ejemplifican el ensanchamiento del pensamiento y de la experiencia donde el lenguaje escasea, – esas experiencias contradictorias, que desacomodan y en ocasiones llegan a ser viscerales. Obras que en alguna medida exhiben los rasgos que dan ejemplo de grotesquidad.

Dejamos aquí una corta visita filmada:

Para ver y/o comprar los libros de la exhibición:
https://www.nidodelibros.com/pagina/galera_nido

Bibliografía

CONNELLY, FRANCES S. (2012) The Grotesque in Western Art and Culture. Cambridge University Press.

FITZGERALD, SALLY AND ROBERT, ed. (1969) Mystery and Manners. Farrar Strauss Giroux.

GINÉS ORTA, CARLOS (2020) La literatura grotesca en Europa (siglos XVI-XX). Boletín de Literatura Oral. Anejo No. 3. Universidad de Jaén.

GOLÁN, MARÍA (2004) “El grotesco popular en la obra de Nicolás Guillén: Motivos de son” en Nicolás Guillén : Hispanidad, vanguardia y compromiso social. Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha. Cuenca.

HARPHAM, GEOFFREY GALT (2006); On the Grotesque. Strategies of Contradiction in Art and Literature. Princeton University Press.

MONTORO ÁLVAREZ, PIEDAD (2018) Lo grotesco carnavalesco en la obra de Babette Cole. Universidad de La Laguna.

O’CONNOR, FLANNERY (1960) «Some Aspects of the Grotesque in Southern Fiction»

RAMNSDEN, GAYANNE (1990) «The Grotesque and Fairy Tales,» Children’s Book and Media Review: Vol. 11 : Iss. 5 , Article 2.

RUSKIN, JOHN (1903- 1912) The Works of JohnRuskin, ed. E. T. Cook and Alexander Wedderburn , 39 vols. George Allen, London.

TURNBULL, AMANDA (2018) «The Psychological Grotesque in Modern American Literature» (2018). Master of Liberal Studies Theses. 81.

ZAMORA, JORGE (1999) Elementos de lo grotesco en algunas narraciones de Francisco Ayala. Disertación en Español presentada a la Facultad de Texas Tech University para el grado de Doctor en Filosofía.

 


Debido al cierre temporal de la librería hasta pasada la emergencia sanitaria nacional, las visitas a la exhibición quedaron suspendidas. Pero el trabajo de curaduría e investigación quedará disponible para quienes quieran visitar virtualmente la exposición.

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