El libro ha nacido de la experiencia conjunta del autor y la ilustradora, pero no habla directamente de danza, sino que nos remite al tiempo en el que las personas todavía estaban conectadas y vivían en armonía con la naturaleza; una historia de nómadas, tribus y días de fiesta para celebrar que todo fluye, que todo es energía en movimiento, que todo cambia continuamente.
El texto, magníficamente traducido por Victoria Pradilla, está escrito en prosa poética, y también las ilustraciones son dinámicas, divertidas, llenas de detalles y colores vivos, mezclando acuarelas con lápiz, pastel y collage.
La «Guía de lectura» propone juegos para explorar el movimiento y la quietud, como caminar por una habitación o imitar animales sin hablar, inventar historias en forma de danza y añadirles sonidos y música.