40 años queriendo a un monstruo
40 Años queriendo un monstruo
Este año se cumplen cuatro décadas de la publicación de Not Now, Bernard . Un emblemático libro álbum del magistral David McKee publicado por Andersen Press. A lo largo de estos años su lectura no ha estado librada de detractores. Pero el arte y la magia han superado a la censura y por varias suertes y mediaciones, – como la de Yolanda Reyes y su decisión de editarla en español para la colección Nidos para la Lectura de loqueleo-, Ahora no, Bernardo tiene hoy un lugar ganado en las escuelas y hogares de gran parte de Latinoamérica.
40 Años queriendo un monstruo

Hemos querido celebrar su vigencia, -en el mismo año en que su creador recibe el merecido premio BookTrust a su vida y obra-, invitando al crítico y especialista en la LIJ, Fanuel Hanán Díaz Acosta a compartirnos su apreciación de la obra.

Bernardo se siente completamente ignorado por sus padres, incluso cuando un monstruo decide comérselo de un bocado… Un libro que ha trascendido la barrera del tiempo y las edades y que aún sigue atrapando lectores por su carga de humor, sus cálidas ilustraciones y un sentido extravagante de la historia. Este 2020 Ahora no, Bernardo del célebre autor inglés David McKee cumple 40 años, libro álbum que contiene interesantes claves para entender cómo se construye un territorio simbólico que permite explorar complejas emociones en el universo infantil.

A pesar de que en su primera publicación el libro fue rechazado en algunas librerías por la imagen de unos padres displicentes que ignoran abiertamente a su hijo, esta historia caló inmediatamente en muchos lectores que interpretaron en ella una crítica al poder de los adultos y una divertida manera de utilizar recursos como la transformación y la ironía. La relación entre textos e ilustraciones ofrecen un ensamblaje perfecto para que el lector pueda construir muchos significados, a partir de indicios que están en los cuadros y el cambio de perspectiva en la sustitución de Bernardo por un monstruo de mal genio. Los padres que ni siquiera miran a Bernardo a los ojos durante toda la historia encarnan al adulto incapaz de establecer un canal de comunicación con un niño, que está tan sumergido en su mundo que pierden la capacidad para sorprenderse o darse cuenta de los cambios significativos que ocurren a su alrededor. De algún modo, ellos representan el individualismo, la alienación y la pérdida de sintonía. En ese sentido, se abre una grieta entre el mundo de los adultos y el mundo de los niños, mientras que los padres permanecen inmutables Bernardo vive una metamorfosis y se desahoga por la vía de lo imaginario.

Ahora no, Bernardo es un libro excepcional y elocuente: atrapa porque logra desarrollar una potente historia con recursos inteligentes y sencillos. Nos envuelve en un mundo de ficción tan cautivante que los lectores de distintas edades sentimos como propio, y nos extiende el territorio perdurable de las emociones donde todos inevitablemente volvemos muchas veces durante nuestras vidas.

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