

A propósito del articulo en la Revista Arcadia (# 152, mayo 2018), se me antoja que la memoria, o su poca permanencia, terminan por nublarlo todo. Toparme con Marvel Moreno, a través de sus cuentos claro está, se convirtió para mí en un momento singular hace unos veinte años. Una luz que iluminó un período de la literatura colombiana, que para mí sólo parecía constituirse de García Márquez y no más.
Lo singular de este encuentro, no fue sólo el hecho de ser la única escritora barranquillera que hasta ese entonces conocía. Tampoco lo fue por sí mismo, el que por esos tiempos yo también me cuestionaba, al igual que Marvel treinta años antes, la veracidad de los lazos que sostenían a la sociedad de Barranquilla que yo apenas redescubría. Todo esto pudo quedar en el olvido de mi propia memoria si su prosa me hubiese parecido tan sólo un manifiesto feminista de una mujer barranquillera privilegiada. Pero lo cierto es que su destreza literaria me reconfortó y me hizo pensar que la denuncia también puede ir cargada de sosiego, de contención, de arte. Me hizo conocer ese otro espectro de la literatura, contemporánea del boom, con la que yo si me conectaba.

En Diciembre llegaban la brisas
De estas edición: Alfaguara, 2014
Pero lo cierto es que poco o nada se sabe de esta escritora que logró hacerse un puesto en el canon latinoamericano, quizás por aquello mismo que dice el refrán, -nadie es profeta en su tierra. Pienso luego en otras como Lucía Berlín, cuyos magistrales cuentos también dan voz a una mujer que debió escribir en medio de dificultades y cuya obra permaneció sin circular por largos periodos. Sólo hasta 2015 pudimos disfrutar de una compilación de sus cuentos (Manual de limpieza para mujeres, Alfaguara 2015). Marvel Moreno murió a los 56 años, en la diáspora, cuando el lupus complicó severamente sus salud. Pero su legado, pareció haberse disipado también con ella. Su segunda novela permanece aún sin publicar, aparentemente tan sólo un manuscrito que dejó al morir. Sus cuentos salen y entran de circulación, y no hay nada que atente más contra un legado literario que dificultar a los lectores, especialmente a los de siguientes generaciones, la consecución de su obra. Ergo, la muerte de un autor. Enhorabuena, las buenas noticias parecen llegar ya que antiguos y nuevos lectores podremos disfrutar de una reedición de sus cuentos a cargo de Alfaguara a partir de junio.

Cuentos Completos
Editorial Norma, 2001
Mi propia memoria me jugó una mala pasada…Tan sólo haber leído el articulo recordé sus cuentos que hace rato no frecuentaba. Busqué en los libreros de casa, con la imagen de la edición de 2001 de Editorial Norma (que ya no circula), anclada en mis ojos interiores. Sin embargo la carátula y lomo rojo parecían no asomarse en medio de mis díscolas y desordenadas estanterías. ¿Me estaría imaginando el ejemplar y nunca lo había tenido? No podía ser, generalmente mis libros suelen depositarse en mi biblioteca mental. Pensé que quizás lo había prestado, manía que dejé de practicar hace años, so pena de parecer descortés, pero no deseando arriesgarme a que los libros dejaran de retornar a mi. Salvo que a los libros les nacieran patas, pensé en que algún visitante hubiese empezado a robar ejemplares de mi hogar…Romántica idea pensar en que aún existan ladrones de libros impresos. Pero la tercera fue la vencida, y destinada a probarme que mi memoria no podía estar tan gastada, recorrí nuevamente los lomos, y el rojo carmesí había cedido a un descolorido azul claro, haciéndome la búsqueda más tortuosa. Mi alma exclamó “Te encontré” y comprendí que yo también la había olvidado. Marvel y sus historias necesitan de lectores que la recordemos y de editoriales que deseen mantenerla en circulación.

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